Diario de una Madre de Familia

Por medio de estas líneas quiero presentar a nuestros lectores la obra póstuma del gran teólogo espiritual M.M. Philipon, O.P., a la que tituló sencillamente: CONCHITA, Diario Espiritual de una Madre de Familia. Se trata de la visión de un teólogo acerca del alma y la doctrina de la Sierva de Dios Concepción Cabrera de Armida.

Roberto de la Rosa, Misionero del Espíritu Santo.

Estaciones del Alma

En realidad la vida de unión con Dios es cíclica, como las estaciones astronómicas que se repiten cada año. Así en la vida del espíritu, el cristiano pasa por varias primaveras, por diversos veranos, por distintos otoños y por múltiples inviernos.

La vida en Cristo, de la Iglesia peregrina, es preparación de los miembros de Cristo para la plenitud del amor y de la visión. Esta plenitud es preparada en los inviernos por la purificación de las virtudes teologales.

La vida nueva en el Espíritu son las arras del Esposo que prepara a la Esposa para la unión definitiva: la atracción del Espíritu hacia la unión definitiva hace exclamar a la Esposa: <<Ven, Señor Jesús, maranatha>>

Jesús María, S.L.P., México

Febrero 1995

De las Virtudes y los Vicios

Concepción Cabrera de Armida, que ha sido declarada Venerable, experimentó en su vida mística una clara comprensión de la relación que existe entre las virtudes para agruparlas en familias, y análogamente las familias de vicios que se oponen a ella.

El P. Félix de Jesús Rougier al conocer la estructura de estas familias de virtudes y vicios consideró que es una riqueza de gran utilidad par directores espirituales, para quienes estudian la vida de fe y sobre todo para personas interesada en profundizar en la vida espiritual.

El libro De las virtudes y de los vicios, además de escribir claramente cómo se relacionan las virtudes entre sí a manera de familias, invita al lector a reflexionar en la importancia de vivir desde la experiencia cotidiana las actitudes de Jesús, a las que llamamos virtudes, y de esta forma evitar caer en las actitudes que distorsionan nuestra relación con Dios y con nuestro prójimo, a las que identificamos como vicios.

Cartas de una Madre de Familia

La Beata Concepción Cabrera de Armida vivió y santificó todos los estados de la vida cristiana de la mujer: fue hija, joven, soltera, esposa, madre, hermana, cuñada, tía, abuela, viuda, religiosa por concesión del Papa San Pío X con votos válidos para la hora de la muerte (in hora mortis). 

Puede afirmarse que precisamente a partir de su experiencia en la vida de su vocación al matrimonio, de su amor conyugal, de su maternidad la llamó Dios a su profunda experiencia espiritual. 

Esto es lo que hace original su vida. Esto es lo que hace interesante el libro Cartas de una madre de familia. Comprende una selección de cartas de Conchita a sus familiares y amigos, donde comparte su vida, da consejos, pero en especial su identidad de madre de familia comprometida con la salvación del mundo. 

Itinerario Espiritual

El título de este libro, amable lector, es pretencioso. Te lo confieso abiertamente. El itinerario espiritual de esta gran mujer necesitará volúmenes amplios y significantes y escritores mucho menos insignificantes.

Esta es apenas una somera descripción de los momentos más importantes de un camino.

No esperes demasiado; ni demasiado poco; ya que hay una palabra del Señor a su Sierva; “por la presencia del Verbo en tu alma en cierto sentido te he constituido palabra” 25, 299 (Texto 2055). Conchita es una palabra que el Señor nos dice.

Ella misma es la que habla en esas páginas; mi labor ha sido casi solamente escoger algunos centenares de textos e hilvanarlos, de entre los millares de su diario, de su vida y otros escritos. Habrá, tal vez, otros mejores, pero estos me parecieron oportunos.

En las palabras de la Sierva De Dios radica mi confianza en su eficacia.

Para alabar a Dios, admirable en sus santos; para agradecer al Señor las maravillas de gracia que se dignó derramar en una madre de familia de vida tan hogareña; para que podamos seguir sus pasos de amor y de oblación con Cristo; para la gloria De Dios en la salvación de los hombres.

El Autor

Yo soy Conchita

Para muestra un botón:

Yo era un chiquillo – cinco, seis años? – cuando mi madre me llevó a conocer a la Señora Armida, que así la llamábamos familiarmente en San Luis Potosí.

-Es una santa, me dijo mi madre, te portas bien. Portarme bien era lo de menos, con ser lo de más. A mi me dio miedo. Miedo de estar con una santa, porque los santos que yo había visto eran estatuas antiguas y mudas, unos santos tristones de ojos lánguidos y túnicas pardas, unos santos inaccesibles a mi altura de niño y de dedal, escondidos en las hornacinas misteriosas de los templos o parados al borde de las cornisas donde empezaba el lejano reino de las campanas, las palomas y las estrellas.

Joaquín Antonio Peñalosa

El Taller de José

El nombre del «Taller de José» surge de una comparación o metáfora: así como el carpintero, con su habilidad en el trabajo de la madera, puede convertir cualquier trozo de madera en una figura, por ejemplo en una cruz; así nosotros, con la habilidad que nos da la espiritualidad de la cruz, convertimos cualquier acción de nuestra vida, sea gozosa o dolorosa, en algo muy valioso, en cruz salvadora, unida a la muerte y resurrección de Cristo.     Consta de varias partes:  la descripción de una virtud, iluminada con textos bíblicos, e invitando a ponerla en práctica; la explicación de un párrafo de los Estatutos y Reglamento del Apostolado de la Cruz, expuesto con el método Ver («Había una vez»), Iluminar o juzgar (el párrafo de los Estatutos) y actuar («A la acción»). Además, para abarcar diferentes estilos y llegar a diferentes personas: un párrafo sobre Conchita, y en la primera página un textos breve de algún documento de la Iglesia. A cada quien puede interesarle más alguna o algunas de las secciones.

El objetivo es algo fundamental: la formación de las personas, de manera que su mente, su corazón y su vida se vayan transformando.

P. Eduardo Sarre. MSpS

Cruz de Cristo Cruz del Cristiano

La presente obra comenzó siendo un «Catecismo breve sobre las Obras de la Cruz y su espiritualidad», pero «gracias al gran amor que el P.Salvador tuvo a las Obras de la Cruz, su profunda gratitud a Dios por haberlo llamado a pertenecer a ellas, así como su vasta lectura y asimilación de los autores leídos», como él mismo lo expresa, hoy tenemos un clásico «para quienes quieren conocer con precisión las Obras de la Cruz y vivir su espiritualidad esencialmente evangélica», como bien lo indica el P. Manuel Castillo. Retomando las palabras del P. Melencio Picazo, podemos decir con toda seguridad que: «Todos los que pertenecemos a la Familia de la Cruz quedaremos agradecidos a Dios y al P.Salvador al recorrer estas páginas».

Por eso, para la Editorial de la Cruz, retomar hoy esta obra del P.Salvador es querer dar continuidad a la transmisión de la doctrina y Obras que el Señor quiso regalar a su Iglesia a través de la Sierva de Dios Concepción Cabrera de Armida.

P. Ángel Candia Contreras, msps.

Director General